domingo, 8 de marzo de 2009

Los baby boom: stop a las jubilaciones anticipadas


El “Informe demográfico 2008” de la Comisión Europea ha señalado la importancia de estimular la contribución que los trabajadores de más edad pueden prestar a la economía y a la sociedad. Se trata de la inestimable participación laboral de los mismos y lo mucho que pueden reportar a las finanzas de una sociedad que aunque envejece no suponga un desequilibrio preocupante entre la población.
Si avergonzarnos de las arrugas es como hacerlo de nuestro pasado, jubilar anticipadamente a toda una generación pletórica de experiencia y conocimiento seria uno de los mayores obstáculos para mantener el dinamismo de la economía europea.
En la década de los 80 aparecieron aquellos jóvenes, presuntos triunfadores, que se llamaron yuppies y que parecía que iban a transformar profesionalmente los cimientos de una sociedad aparentemente caduca. Lo que no fue así.
Hoy, hace unos años también, sus herederos – los gossips – se convirtieron en el más genuino ejemplo del triunfo profesional. Obsesionados por mantener un aparente estatus del buen hacer en las empresas y armados con dos móviles, una Blackberry y un IPod – microgadgets -, comen sushi, beben capuccino en las reuniones y se machacan en los gimnasios hasta con sus bolsas deportivas. Han sido hijos de la ambición desesperada que han confundido profesionalidad con apariencia en el vestir y en las formas de hacer empresa.
Hemos vivido un largo periodo de boom inmobiliario y de extrema liquidez financiera en el que el profesional con capacidad de dirección elegido por las organizaciones era aquel gossip que representaba la nueva generación del impulso empresarial, dejando inactivos a un gran número de personas de más edad y cuyos conocimientos superaban con creces los de aquellos. En gran medida, se puso en la mano de estos últimos las finanzas de una sociedad “envejecida”, sin tener en cuenta la experiencia acumulada de unos profesionales que bajo la base de la prudencia y el conocimiento podían reportar a la economía de un país lo que precisamente ha faltado: preparación financiera y empresarial.
Hemos perdido el valor de lo colectivo frente a lo privado y cuando nos miramos mas a nosotros mismos dejamos de creer en las acciones conjuntas que nos parecen como signos de otro tiempo ya superado. Por ello, ante la crisis que padecemos, la pregunta seria ¿está la nueva generación preparada para liderar la salida de la crisis?
No olvidemos, que aunque se trata de una generación repleta de autoestima y confianza en sí misma, solo el 58% de los que se quedan sin trabajo aceptarían cualquier empleo y que casi dos tercios de los jóvenes españoles viven con sus padres lo que, unido a su escasa formación – herencia de un sistema educativo que prima poco el esfuerzo -, aboca a una situación de desinterés general en lo político y a una generación profundamente reacia al cambio, lo que dificultará sobremanera superar la realidad de una crisis económica de tan hondo calado en muchas, muchas décadas.
Ahora, se hace preciso aumentar la tasa de actividad de los mayores de 60 años, de tal forma, que se consiga que los trabajadores no se jubilen anticipadamente y que decidan seguir trabajando después de la edad legal del retiro. Se hace necesario se frene la tendencia hacia una jubilación cada vez más temprana. El empleo a tiempo parcial puede ser una buena transición desde el trabajo al retiro, puesto que así se podrá conciliar el empleo y la dedicación a la familia y conseguir que el número de inactivos con capacidad sea menor y, como consecuencia, menor también la cifra de personas mantenidas por la población activa. Es temerario para la marcha de una buena economía de un país que solamente menos de dos tercios (65, 49% en 2007) de la población en edad laboral este de hecho trabajando. Existe, por tanto, un buen potencial para aumentar el empleo, tanto de hombres como de mujeres de más edad.
No solo la incorporación de trabajadores de mayor edad compensara el descenso de la población en edad laboral sino que habría que mejorar sustancialmente el nivel educativo de los empleados. Existe, lo apuntamos antes, un gran porcentaje de jóvenes que abandonan las escuelas y los estudios, en detrimento del potencial número de profesionales que pudieran incorporarse al mercado de trabajo con la solvencia requerida para que nuestras empresas sean más competitivas y productivas. Nuestro país, muestra serias dificultades al respecto, bastante por debajo de los países de nuestro entorno: Reino Unido, Alemania, Holanda, etc.

Finalmente, una mayor y más conveniente productividad de las organizaciones tiene que venir a través de la debida proporción del PIB dedicado a la investigación y desarrollo (I+D), siendo objetivo recomendado del 3% para 2010. Téngase en cuenta que gastamos menos del 1% y que, de continuar así, la falta de dinamismo demográfico nos pasara factura.
Antonio Sánchez-Cervera
Socio director de ACERVERA Abogados

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