martes, 17 de marzo de 2009

Frente a ETA actuar, no sobreactuar


En política hay que actuar, no “sobreactuar”. Los dirigentes del PP sobreactúan en demasía y así, parece que son como los salvadores de la ciudadanía frente a la barbarie etarra.
Cuando lo de Irak, millones de españoles se echaron a la calle para expresar su disconformidad con la agresión al país islámico que Aznar pretendía. Entonces, los dirigentes del Partido Popular y muchos de sus seguidores y afiliados, hicieron oídos sordos y no acudieron a las masivas manifestaciones.
Ahora, con el último asesinato de ETA, Rajoy se apunta al carro de la calle y, en vez del silencio que se debe ofrecer a las víctimas y a sus familias, unos energúmenos con la cerrazón del insulto, claman contra la ausencia de Zapatero y se atreven, irracionalmente, a gritar que ZP está con ETA, Eso sí, enarbolan banderitas que no traducen más que su estupidez manifiesta. Y yo les respondo, nuestro presidente del Gobierno está donde tiene que estar, es decir, ejerciendo responsablemente sus funciones, visitando en Bayona al guardia civil en coma y marcando su agenda para construir una sociedad más libre que pasa, obviamente, por la derrota de ETA. De poco sirve estar presente físicamente en una concentración si se descuidan prioridades efectivas de gobierno frente al terrorismo, tales como, el control policial, la colaboración con la justicia para la posible ilegalización de ANV, las detenciones de terroristas nunca vistas hasta ahora con anteriores gobiernos, la detención de los inculpados por el caso Ekin, independientemente de que no se abandone el diálogo si se dan las condiciones necesarias. La falta de diálogo en política equivale a la pena de muerte de la convivencia.
Finalmente, la AVT no se ha sumado al silencio respetuoso que reclama el vil atentado. Que sus representantes o miembros vayan o no a la concentración no tiene la menor importancia, pues como hemos dicho, la presencia física de alguien en un momento determinado no significa que traslade el profundo sentimiento del dolor. Eso lo sabemos todos y buena prueba la tenemos cuando se acude a entierros y funerales por un puro paripé, importando el muerto un pimiento para los no afectados. Además, Francisco J Alcaraz, es persona poco fiable y de lengua muy viperina y cuyo tono de voz recuerda a las antiguas y cómicas marionetas. Como es muy deslenguado, sus críticas no están movidas por el deseo de contribuir a la formación de la opinión pública y a la defensa del pluralismo en una sociedad democrática, sino que se basan en el disparate irracional de la calumnia, la palabra imprudente y el juicio de un rencoroso que pierde toda la objetividad. Se agazapa entre las víctimas, para, como un caballo desbocado, marcar la agenda del PP e ir más lejos que nadie. Bueno, que a Rajoy le marquen la agenda es tarea fácil, dada la sumisión del registrador.

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