domingo, 8 de marzo de 2009

Aznar mundial frente a Obama

Aznar es un compendio de hechos y realidades que no se pueden solapar, como el pretende, aduciendo rumores y difamaciones. Si pudiera ser rumor, aquello de su “affaire” con la ministra francesa Rachida Dadi, pues no creemos de tan mal gusto a la exótica titular de Justicia. El silencio degrada más que cualquier retórica, habrá pensado desde que salió de la Moncloa.
Cuando era gobernante su primera visita al extranjero fue a Marruecos para no hablar de nada, mucho menos de los saharauis, del pescado, de los presos españoles, de Ceuta y Melilla. Ese fue el primer Aznar mundial, silente, sensible ya que eso es vida interior.
Más tarde, antes de marchar jodido del poder tras lo del 11-M, descubre tardíamente la mentira con la que le han mentido - o de lo contrario era un bambi de remate, lo cual no creemos – y miente a la ciudadanía con la taimada pos de la dignidad. Nos conduce hacia la ETA de sus errores. Luego, como el tiempo es sabio, se le coge in fraganti con esa manifestación contraria a lo que sabía, creía o pensaba: las actas de Crawford, donde como mascota o comparsa de Bush, de manera torticera, se da la orden para invadir Irak so pretexto de nada.

Ahora, con Obama al frente del digno pueblo norteamericano que ansia legítimamente disfrutar de hacer y decir cuánto no se oponga a las leyes, es decir, la libertad, tiene la extravagancia de decir que su victoria es “un exotismo histórico”, quizá lo diga porque ahora tenga una actitud cultural de gusto por lo extranjero.
Finalmente, en una especie de to be continued, en la soledad quejumbrosa de su machacona palabrería, duda, cuando no niega, sin rigor científico alguno, de la realidad del cambio climático, que, como ya está demostrado, no es una amenaza ni siquiera un problema, sino que constituye un hecho real.
Welcome, mister Obama. Good by, señor Aznar. La Historia ya le silencia. Un tribunal internacional le espera.

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